10 de octubre de 2012

Babas del diablo


La mañana había empezado fulera, pero no tanto como podía ponerse. Las tostadas se habían quemado por un aseo de dientes demasiado prolongado.
La cosa empeoró cuando el bondi le dijo chau, segundos antes que ella pisara la parada. En el laburo se molestarían por esos minutos de asiento vacante.
Calle vacía, cielo plomizo, bondi que no llega, impaciencia que crece. Camioneta que viene, hombres descienden, mujer atrapada.
El infierno sale de las escrituras y se vuelve vida, se come al tiempo en un rumiar eterno. El infierno muestra los colmillos que muerden y no sueltan.
La mujer se vuelve carne. La mujer ya no llora, ya no grita, ya no mujer. La mujer ya sólo carne.
La luz amarilla de una lamparita, una ventana a otra habitación y la manada que se organiza para caerle encima. Rumiantes del tiempo vienen por su carne.
Las bestias le dejan sus babas adentro, es la marca que deja el fierro caliente sobre los cueros que tienen amo. El infierno deja su baba para que sepa que no hay fuga que valga.
La mujer que escapa de la habitación ocre, corre y desespera mirando adelante. La mujer que llora y grita de nuevo. La mujer que es mujer, no quiere esa marca, no quiere.
La mujer camina. Va decidida. Le quitarán el encierro que le dejaron dentro, le quitarán el infierno hecho carne.
La mujer va decidida a pesar de moralinas que dicen defender la vida. La mujer grita de nuevo, exige que defiendan su vida. La mujer llora de nuevo, demanda que dejen de morderle el cuero.
La mujer está de pie, tres escalones arriba. La mujer mira al gentío convocado por una politiquería canalla, al gentío que la juzga, implacable, desde sus camas calientes. La mujer los mira… dejen de violarme, piensa, dejen de violarme.

3 comentarios:

  1. ¡Me encantó! no conocía esa faceta de escritor ;) Muy bueno. "La mujer ya no llora, ya no grita, ya no mujer. La mujer ya sólo carne."

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  2. Se agradecen, estimadas poetisas, los piropos dispensados.

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