La mañana había empezado fulera, pero no tanto como podía
ponerse. Las tostadas se habían quemado por un aseo de dientes demasiado
prolongado.
La cosa empeoró cuando el bondi le dijo chau, segundos antes
que ella pisara la parada. En el laburo se molestarían por esos minutos de
asiento vacante.
Calle vacía, cielo plomizo, bondi que no llega, impaciencia
que crece. Camioneta que viene, hombres descienden, mujer atrapada.
El infierno sale de
las escrituras y se vuelve vida, se come al tiempo en un rumiar eterno. El
infierno muestra los colmillos que muerden y no sueltan.
La mujer se vuelve carne. La mujer ya no llora, ya no grita,
ya no mujer. La mujer ya sólo carne.
La luz amarilla de una lamparita, una ventana a otra
habitación y la manada que se organiza para caerle encima. Rumiantes del tiempo
vienen por su carne.
Las bestias le dejan sus babas adentro, es la marca que deja
el fierro caliente sobre los cueros que tienen amo. El infierno deja su baba
para que sepa que no hay fuga que valga.
La mujer que escapa de la habitación ocre, corre y desespera
mirando adelante. La mujer que llora y grita de nuevo. La mujer que es mujer,
no quiere esa marca, no quiere.
La mujer camina. Va decidida. Le quitarán el encierro que le
dejaron dentro, le quitarán el infierno hecho carne.
La mujer va decidida a pesar de moralinas que dicen defender
la vida. La mujer grita de nuevo, exige que defiendan su vida. La mujer llora
de nuevo, demanda que dejen de morderle el cuero.
La mujer está de pie, tres escalones arriba. La mujer mira
al gentío convocado por una politiquería canalla, al gentío que la juzga,
implacable, desde sus camas calientes. La mujer los mira… dejen de violarme,
piensa, dejen de violarme.
¡Me encantó! no conocía esa faceta de escritor ;) Muy bueno. "La mujer ya no llora, ya no grita, ya no mujer. La mujer ya sólo carne."
ResponderEliminarEs como MUY BUENO, ME ENCANTÓ!!
ResponderEliminarSe agradecen, estimadas poetisas, los piropos dispensados.
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