8 de septiembre de 2013

Ellitas


Dicen que somos nosotros quienes lo determinamos, pero no creo que sea cierto. Lo cierto es que llegamos los tres, entramos. La pequeña miraba atenta cómo le ponían ese gel a la madre, cómo la pantalla seguía en ese negro mudo. La pequeña, sentada sobre las rodillas del padre, abría cada vez más esos ojos brillantes, garabateaba cada vez más esa sonrisa inmóvil sobre su rostro. La pantalla había empezado a dibujarse, a dejar entrever esa invasión a la privacidad, a permitirnos espiar el mundo confortable; el más confortable de todos los mundos. Finalmente la pantalla se congela y el invasor alcanza su propósito. La desnudez que siempre se oculta quedó a la vista de los curiosos y Malena, que nunca dudó, que siempre supo que tendría una hermanita, salió cantando de contenta. 
Dicen que nosotros lo determinamos, pero yo creo que es ella quién quiere venir a saludarnos, a jugar con su hermana mayor que ya se muere de ganas por enseñarle como hay que moverse en su mundo, que ahora es de ambas.

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